Hoy, caminando entre cultivos de plátano agroecológico 🍌, encontré un pequeño nido abandonado. Tal vez el ave partió, pero su presencia dejó huella: un hogar construido con paciencia, como lo hacen tantas madres ❤.
Ese nido me recordó que en la finca todavía hay vida más allá del cultivo. Como señala un estudio de Tscharntke et al. (2012), la biodiversidad funcional —aves, insectos, plantas nativas— no solo embellece el paisaje: sostiene los procesos ecológicos que hacen posible la agricultura 🌿.
Una finca biodiversa es una finca resiliente.
Así como una madre cuida en silencio, la naturaleza trabaja sin hacer ruido: poliniza 🐝, controla plagas 🦗, recicla nutrientes 🍃. Todo eso ocurre mientras seguimos sembrando, cultivando y cosechando.
A todas las madres —las que crían, las que protegen, las que dan alas 🕊— este nido es para ustedes.
¡Feliz Día de la Madre!
Gracias por ser raíz, abrigo y equilibrio.
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Fuente citada: Tscharntke, T., et al. (2012). "Global food security, biodiversity conservation and the future of agricultural intensification." Biological Conservation, 151(1), 53-59. DOI: 10.1016/j.biocon.2012.01.068